La felicidad era un porche,
invierno
y un bosque
sin esquinas.
Sol como nutriente
y un cuerpo
en migración oportuna.
Sustento en el hogar,
ver arder los augurios
de mezquina estrechez
en la avaricia quemante
de una sutil chimenea.
La felicidad es una llama
de colores imposibles.
El tiempo detenido
entre el ir
y el llegar.
Me encanta, Eloy. La felicidad está ahí, en las cosas sencillas, cotidianas.
ResponderEliminarCon un abrazo, feliz año y muchos versos.
Razón tiene Soco, razón
ResponderEliminarLa felicidad, al fin y al cabo, es una de las luciérnagas que nacen del calor de la llama, que es la vida.
ResponderEliminarEso del sudor de la frente para ganarse el pan lo estropea todo, hasta tu bello poema, que roza la felicidad
ResponderEliminarUn abrazo
Hermoso poema con estelas...
ResponderEliminarLa felicidad tiene vocación de vuelo permanente aunque se va, siempre regresa. Un abrazo desde esta mi bitácora de palabras.