A
día de hoy
mantengo
esta inútil transparencia de dejar
pasar
las horas y los hechos
dándoles tiempo a su
costumbre
como si acaso la necesitaran.
Camino
mirando techos invisibles
por calles que requieren pisadas secas
y
firmes.
En
el barullo de chistes cruzados
me bajo antes de la próxima
de
pronto y sin aviso.
Un día me mirarán con ojos detonantes
los
que ahora ríen con estúpida ceguera.
En
lugar de arrimarme al ojo que todo lo ve
deambulo en círculos
irregulares con la vista en
las nubes que circundan mi deseo
las
manos en los bolsillos
buscando el lápiz que redima
esa
tormenta de palabras
pugnando por ser algo más que una
sorda
estrategia de autoconsuelo.